Es Cuestión de Cercanía
A menudo nos preguntamos cómo podemos resistir las tentaciones y vivir una vida en conformidad con la voluntad de Dios. Una clave es nuestra cercanía con Él.
La cercanía con Dios es un factor crucial en nuestra lucha contra el pecado. Al acercarnos a Dios, Su luz ilumina nuestras vidas, disipa las tinieblas y nos guía por el camino correcto.
Lectura Bíblica
Santiago 4:7-8 PDT
“7 Así que, entréguense a Dios, resistan al diablo y el diablo huirá de ustedes.
8 Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Quiten el pecado de su vida pecadores. Concentren su mente en Dios, ustedes que quieren seguir a Dios y al mundo”.
Salmos 145:18 PDT
“El SEÑOR está cerca de todos los que lo buscan; de los que lo buscan sinceramente”.
Reflexionemos
Sí, la victoria sobre el enemigo es cuestión de cercanía. Nuestra conexión con Dios es fundamental para enfrentar las adversidades y cerrar las puertas al enemigo en nuestra vida.
Cuando nos acercamos a Dios, abriendo nuestro corazón y buscando una relación íntima con Él, experimentamos Su amor, Su gracia y Su poder transformador. Su presencia en nuestras vidas nos fortalece y nos capacita para vencer las tentaciones que se nos presentan.
Cuando estamos lejos de Dios, nuestras mentes y corazones son más susceptibles a las influencias negativas que nos rodean. Nos volvemos más propensos a caer en la trampa del pecado y alejarnos de los caminos de justicia y verdad.
Recordemos lo que nos enseñan los versículos de la lectura hoy: al acercarnos a Dios, Él se acerca a nosotros.
La cercanía con Dios nos permite conocer Su voluntad y recibir Su dirección en cada paso que damos. Nos ayuda a discernir entre lo correcto y lo incorrecto, y a resistir las tentaciones que intentan apartarnos de Su camino. Su Palabra, la Biblia, se convierte en nuestra guía constante y en una fuente de sabiduría para enfrentar los desafíos que se nos presentan.
Acercarnos a Dios implica buscarlo con sinceridad y humildad. Significa abrir nuestro corazón a Su presencia, confiar en Su sabiduría y someternos a Su voluntad.
Al hacerlo, estamos permitiendo que Él tome el control de nuestras vidas y nos guíe en el camino correcto.
Cuando nos acercamos a Dios, experimentamos Su amor, Su paz y Su protección. Su presencia nos envuelve y fortalece, dándonos la fuerza para resistir cualquier ataque del enemigo.
La cercanía con Dios es un escudo poderoso que nos ayuda a cerrar las puertas de la mentira, la tentación y la destrucción que el enemigo intenta abrir en nuestras vidas.
Hoy escuchemos el llamado de nuestro Padre amoroso: Él quiere tenernos aún más cerca. La decisión es nuestra.