¿Qué decides?

La Biblia hace declaraciones poderosas sobre aquellos que deciden depositar su confianza en Dios por encima del mundo o de ellos mismos.

Lectura Bíblica

Salmo 22:4-5
“En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste; a ti clamaron, y tú los salvaste; se apoyaron en ti, y no los defraudaste”.

Isaías 40:31
“Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.

Jeremías 17:7
“Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él”.

Reflexionemos

Dios es fiel y verdadero. Él es perfectamente confiable.
Nos dio a su propio Hijo y con él nos ha dado todas las cosas (Romanos 8:32).

Él ha hecho lo suficiente para ganar nuestra confianza.
Sí, Él ya ha hecho su parte, ahora nos toca a ti y a mí hacer la nuestra: tomar la decisión de confiar en Él.
No hay otra decisión más importante que podamos tomar.

Poner nuestra confianza en Dios es fundar nuestras vidas en el carácter inquebrantable, poderoso, amoroso e ingenioso de nuestro Padre celestial.
Solo él tiene la capacidad de proveernos, sanarnos, amarnos, capacitarnos y salvarnos.

Cuando depositamos nuestra esperanza en él, anclamos nuestras vidas, emociones, finanzas, relaciones y futuro en un Dios que se preocupa por nosotros, nos ama y promete proveernos lo que necesitamos.

¿En quién o en qué estás confiando? ¿A quién ves como tu proveedor, fuente de felicidad o base para tu futuro?
En este tiempo devocional, a través de Palabra escrita, el Creador de todo, el Autor y Perfeccionador de tu fe, está esperando que deposites tu confianza solo en Él.
Está esperando que dejes de mirar al mundo y a ti mismo en busca de aquello que solo Él puede proporcionarte de manera verdadera y consistente.
En la medida en que continúas caminando en fe, decidiendo siempre confiar en Dios, tendrás más y más testimonios de su poder en tu vida, para dar y llevar a otros esperanza en Cristo.

Isaías 41:10 NTV
“No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa”.

Oración: 
Amado Padre, decido poner mi confianza solo en ti.
Esta mañana te entrego todas las preocupaciones que me embargan y recibo tu paz.
Descanso en tu amor y presencia confiando en que siempre cuidarás de mí. Amén

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