Esperanza

Cuando compartimos nuestra esperanza y fe en Dios, estamos ofreciendo a otros una visión diferente y alentadora de la vida. Estamos invitándolos a considerar la posibilidad de un Dios amoroso que está dispuesto a caminar a nuestro lado en los momentos de dificultad y a brindarnos consuelo y dirección.

Lectura Bíblica

Salmo 42:11 DHH
“¿Por qué voy a desanimarme?
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y Salvador!”

Romanos 15:13 DHH
“Que Dios, que da esperanza, los llene de alegría y paz a ustedes que tienen fe en él, y les dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo”.

Reflexionemos

Ser auténticos y transparentes sobre nuestras propias luchas y dudas nos permite conectar de manera más profunda con aquellos que están pasando por tiempos difíciles y compartir cómo hemos experimentado el amor y la gracia de Dios en nuestras propias vidas.
Compartir esperanza y fe no significa negar las dificultades o minimizar el dolor que otros puedan estar experimentando. Más bien, se trata de ofrecer una perspectiva diferente y una fuente de fortaleza que trasciende las circunstancias actuales.

Nuestras palabras y acciones pueden ser un testimonio vivo de la esperanza y la fe en Dios.
Alentemos a los demás con palabras de aliento y consuelo, recordándoles que hay esperanza incluso en medio de la oscuridad.
Ofrézcamos oraciones y apoyo práctico a aquellos que atraviesan momentos difíciles, mostrándoles que no están solos y que hay un Dios que escucha y cuida de ellos.

Incluso si hoy tú estás atravesando una dificultad que trae desánimo a tu vida, levántate en fe y declara las promesas de Dios que son vida y verdad.
Recibe fortaleza y abundante esperanza. Recuerda que Dios te ama. Tiene para ti planes de paz y de bien, no de mal (Jeremías 29:11).
Amado, no temas: todo estará bien.

 

 

Oración: 
Padre Dios, confío en ti y me dispongo para seguir siendo una vasija que lleve a los demás de tu amor y bondad.
A través de mi testimonio quiero seguir mostrando que tú eres fiel y verdadero. Que sí podemos confiar en tus manos nuestra vida.
¡No hay Dios como tú!
Te adoro y te exalto. Amén.

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