Felipe, el Evangelista

SERIE PESCADORES DE HOMBRES

Felipe, de quien trataremos hoy fue la única persona a quien en la biblia se le llamó específicamente “evangelista”.
No se trata del apóstol Felipe, uno de los 12 discípulos de Jesucristo, sino que era uno de los siete diáconos escogidos en Hechos 6 para apoyar en la iglesia y que los apóstoles
pudieran dedicarse a la enseñanza y la oración. Un hombre de buen testimonio, sabiduría y lleno del Espíritu Santo que donde iba predicada el evangelio con las buenas noticias de Jesús.

Conozcamos más a Felipe en Hechos 8:

Leamos juntos este pasaje:

Lectura devocional

Hechos 8:1b, 4-8, 12, 26-40
1b “… En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos, salvo los apóstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria.

4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
6 La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía,
7 pues de muchos que tenían espíritus impuros, salían estos lanzando gritos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
8 así que había gran gozo en aquella ciudad.

12 Cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: «Levántate y ve hacia el sur por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.»
27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y había venido a Jerusalén para adorar,
28 volvía sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
29 El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro.»
30 Acudiendo Felipe, lo oyó que leía al profeta Isaías, y dijo:
—Pero ¿entiendes lo que lees?
31 Él dijo:
—¿Y cómo podré, si alguien no me enseña?
Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él.
32 El pasaje de la Escritura que leía era éste:
«Como oveja a la muerte fue llevado;
y como cordero mudo delante del que lo trasquila,
así no abrió su boca.
33 En su humillación no se le hizo justicia;
mas su generación, ¿quién la contará?,
porque fue quitada de la tierra su vida».
34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe:
—Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo o de algún otro?
35 Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
36 Yendo por el camino llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:
—Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?
37 Felipe dijo:
—Si crees de todo corazón, bien puedes.
Él respondiendo, dijo:
—Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38 Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.
39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco no lo vio más; y siguió gozoso su camino.
40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.

Reflexionemos

Esta lectura nos enseña 3 características necesarias para nuestra labor como pescadores de hombres:
1. Es necesario que hablemos y llevemos las buenas de Jesucristo por donde vayamos, así como Felipe que “anunciaba el evangelio en todas las ciudades…”.
2. Es necesario escuchar la voz del Espíritu Santo. Tomemos tiempo para hablar con Dios y leer su Palabra cada día. Que su voz sea reconocible a nuestros oídos espirituales.
3. Es necesario que obedezcamos la guía del Espíritu Santo cuando nos hable. Él, que conoce los corazones, nos guiará a momentos y personas específicas para traer a esas vidas el reino de los cielos.

La predicación de Felipe al eunuco no fue una casualidad, era el plan de Dios. El Señor amaba al eunuco y había estado preparando su corazón para recibir el evangelio. El campo estaba “listo para la cosecha” y Felipe era el obrero de Dios en el campo, el pescador de hombres dispuesto para ir.

Así mismo, hoy en Comunife Cali creemos que Dios ama profundamente a Colombia y que el Espíritu del Señor ha estado preparando los corazones y que ahora la mies está madura. Tú y yo hemos sido llamados a ser pescadores de hombres y le decimos sí al Señor. Amén.

Hoy queremos orar por ti.
Padre, te pedimos que des discernimiento a cada persona que lee este mensaje, para que escuchen claramente tu voz.
Pedimos que tu Espíritu Santo les dé valentía para salir de la comodidad y andar con fe como pescadores de hombres por dondequiera que vayan.
¡Estamos seguros de que ellos serán una bendición para muchos, iniciando aquí en Cali! Amén.

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