¿Cómo me veo?

Familia, empecemos nuestra reflexión devocional del día con esta poderosa frase: “Cuando leo la biblia, la biblia me lee a mí” (Randy MacMillan).

Lectura Bíblica

Santiago 1:23-24 PDT
“23 El que oye el mensaje de Dios sin obedecer lo que dice es como el que se mira en un espejo.
24 Se mira en el espejo, se va y pronto olvida lo mal que se veía”.

Reflexionemos

En este pasaje entendemos claramente que la Palabra de Dios es como un espejo.
Necesitamos mirarnos en ese espejo, en la biblia, para conocer y comprender quiénes somos en Cristo Jesús. Cómo nos ve el Padre, cuánto nos ama y los planes de paz y de bien que tiene para nosotros.

Cuando nos sumergimos en la palabra de Dios, nos damos cuenta de que somos amados incondicionalmente, que tenemos un propósito único y que podemos experimentar la plenitud de vida que solo Él puede ofrecer. Pero no basta con solo leerla; debemos permitir que su mensaje transforme nuestra manera de pensar, nuestras actitudes y nuestras acciones.

Sí, definitivamente cuando leo la biblia, la biblia me lee a mí. Cuando miro en el espejo de la Palabra de Dios, ella refleja mi imagen pero no como yo me veo, sino como Dios me ve y como soy según sus planes y propósitos divinos.

Cómo nos vemos, es decir nuestra autoimagen, debe ser dictada no por lo que pensamos de nosotros mismos y definitivamente no por las circunstancias de nuestra vida sino por espejo de la palabra de Dios.

Imagina por un momento cómo sería si todos nosotros nos viéramos a nosotros mismos y a los demás a través del filtro de la palabra de Dios. En lugar de juzgar, seríamos compasivos y amorosos. En lugar de buscar solo nuestros propios intereses, nos preocuparíamos por el bienestar de los demás. En lugar de aferrarnos al resentimiento y la amargura, perdonaríamos y nos reconciliaríamos.

Hoy el Espíritu Santo nos llama a sumergirnos en la Palabra de Dios. No nos conformemos sólo con escucharla. Obedezcámosla con fe y diligencia.
Dios nos ha dado su palabra como una guía y un mapa para nuestras vidas. Cuando nos perdemos, podemos recurrir a ella para encontrar dirección. Cuando nos sentimos débiles, podemos encontrar fortaleza y consuelo en sus páginas. Cuando nos enfrentamos a decisiones difíciles, podemos confiar en sus principios eternos.

No permitamos que la lectura de la Palabra se convierta en una rutina vacía, sino que siempre sea una fuente de vida y sabiduría.
Recordemos que es a través de la Palabra de Dios que conocemos su corazón y descubrimos cómo quiere que seamos.

Oración: 
Amado, nuestra oración por ti hoy es para que tus ojos espirituales sean abiertos al leer la Palabra de Dios para que veas cuánto te ama Dios y que continúes andando en sus caminos de vida. Que sigas dando testimonio a otros del amor y la verdad que encuentras en la palabra de Dios. Amén.

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