Guía Devocional Comunife

En un mundo lleno de conflictos y divisiones, el llamado para vivir en paz con los demás y ser amable se vuelve aún más relevante para los creyentes porque es una poderosa manera de mostrar el amor de Dios.

Una de las herramientas más poderosas con las que contamos para bendecir y transformar a quienes nos rodean es nuestra experiencia personal: nuestro relato de fe, es dcir cómo Dios ha obrado en nuestras vidas a través de Jesús.

En ocasiones, nos preguntamos cómo podemos transmitir el amor de Dios a aquellos que nos rodean y marcar una diferencia en sus vidas, sobre todo cuando están atravesando dificultades.

Cuando elegimos confiar en Dios y poner nuestra fe en Él, avanzamos en un camino de paz, gozo y propósito.
Además, cuando vivimos en fe, nuestro testimonio se vuelve una poderosa herramienta para inspirar y bendecir a otros.

¿Te has sentido alguna vez sin fuerzas? A veces en la vida nos encontramos con situaciones en las que nuestras energías se agotan y parece que no podemos continuar.
Esto le pasó a Daniel en el pasaje que leeremos hoy:

En un mundo lleno de ruido y distracciones, necesitamos profundizar nuestra relación con Dios, escuchar su voz y buscar su guía para vivir en su voluntad… También así nuestras palabras y acciones reflejarán verdaderamente el corazón de Dios.

¿Te agradaría ser usado por Dios?
Todos experimentamos en mayor o menor medida la anhelo de cumplir su propósito, pero con frecuencia nos falta confianza en nuestras habilidades y olvidamos que es Su poder el que actúa en medio de nosotros.

Se ha vuelto común decir: “voy a orar por ti”. Como una manera de expresar a otra persona que la apreciamos y que deseamos que sea bendecida.
Pero la verdad es que no siempre cumplimos con esa palabra y aunque decimos que vamos a orar no lo hacemos.

¿Alguna vez te has preguntado para qué estás aquí? Todos necesitamos encontrar una razón de ser que le dé sentido a nuestra existencia: eso que llamamos propósito.
Vivir sin conocer nuestro “para qué” puede conducirnos a un vacío existencial. La buena noticia es que no necesitas invertir años en la búsqueda de tu propósito porque ya Jesús te dio uno.

Nuestro amado Jesús es el ejemplo perfecto de cómo comunicar el mensaje del evangelio de manera sencilla y efectiva.
Él usaba parábolas y metáforas para ilustrar conceptos espirituales profundos de una manera que la gente común pudiera entender.
Su objetivo era que todos pudieran recibir y aplicar la verdad de Dios en sus vidas.