Lectura Bíblica

Salmo 139:13-14 TLA
“13 Dios mío, tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre. Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo.
14 Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro!”.

Génesis 1:27 TLA
“Fue así como Dios creó al ser humano tal y como es Dios. Lo creó a su semejanza. Creó al hombre y a la mujer”

Colosenses 3:12 TLA
“Dios los ama mucho a ustedes, y los ha elegido para que formen parte de su pueblo. Por eso, vivan como se espera de ustedes: amen a los demás, sean buenos, humildes, amables y pacientes”.

Reflexionemos

A medida que crecen los niños sentirán la presión de definirse a sí mismos de manera que los demás los amen y los acepten. De hecho, no solo los niños sienten esa presión, ¡todos la sentimos! El Señor nos invita a reflexionar sobre el papel que tenemos como guías y formadores en la vida de los niños. Cuando tú y yo enseñamos a los niños acerca de la esperanza y la paz que proviene de saber que ya son amados y aceptados por Dios, estamos preparando el terreno de su corazón para que tengan una cosecha de identidad en Cristo, fe y propósito de vida.

Definitivamente una de las lecciones más valiosas que debemos enseñar a los niños es que Dios es su creador y los ha diseñado con un propósito. Su vida no es un accidente o el resultado del azar. Esta es una hermosa verdad para que la escuche un niño:
“Fuiste diseñado por tu Creador para ser quien eres. ¡Él solo hizo uno de ti, y Su obra es asombrosa!”.
Incluso en los días en que a nuestros hijos no les guste quiénes son, pueden aferrarse a esta verdad.

Pero podemos ir aún más profundo que eso: Dios no solo creó a los niños con intención y excelencia, sino que también los hizo a Su imagen.
En la historia de la creación de Génesis 1 y 2, aprendemos que solo los humanos están hechos a imagen de Dios. Los animales son asombrosos, pero no tienen la imagen de Dios.
Enseñémosle a los niños que ellos llevan la imagen de su Creador y esa imagen es exhibida de forma única por cada persona.

Así mismo, con base en Colosenses 3:12 debemos enseñar a los niños que Dios los ha elegido. Aunque vengan momentos en que sientan que no saben quiénes son. Aunque haya momentos en que sientan que no son importantes. Aunque vengan tiempos en que sientan que nadie los ama, los niños necesitan saber que su Padre y Creador los ha apartado para ÉL y los llama ‘muy amados’.

El amor incondicional de Dios es el cimiento sobre el cual se construye la autoestima y la confianza de los niños.
Cuando los niños saben que son amados y aceptados por Dios, su identidad se fortalece y se moldea con una perspectiva positiva de sí mismos y de los demás.
En un mundo que cambia constantemente, los niños necesitan saber que el amor de Dios por ellos nunca cambiará.
Sus gustos propios cambiarán, incluso sus amigos cambiarán, pero si ellos permanecen en Cristo su identidad como hijos de Dios, elegidos y amados nunca cambiará.