¿Rechazo?

#LASAMARITANA

Juan 4:5-8
“5 (Rumbo a Galilea) Jesús llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar…
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del viaje, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía.
7-8 Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso, llegó una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dijo:
―Dame un poco de agua”.

En los tiempos bíblicos sacar agua y charlar en el pozo era un momento importante de la vida social de las mujeres. Cada día se reunían para ir juntas a sacar agua del pozo y lo hacían muy temprano en la mañana para evitar ser afectadas por el sol.
Pero la mujer samarita fue a sacar agua del pozo cerca del medio día e iba sola. A medida que leemos descubrimos más: la samaritana era una mujer soltera que vivía abiertamente con el sexto de una serie de hombres. Muy probablemente esta mujer era rechazada en su comunidad.

Sin embargo, Jesucristo no se guía por el rechazo, las divisiones y enemistades entre los hombres, ya sea que éstas tengan su origen en la raza, la religión, el sexo o cualquier otro aspecto.
¡Para Dios todos los seres humanos somos tan valiosos! Por amor a nosotros Él envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz, llevando nuestro pecado y abriendo el camino para que restauremos nuestra relación con el Padre (Juan 3:16).

Cuando la mujer samaritana llegó aquel día al pozo, no sabía todavía lo que Dios le tenía preparado: se disponía a tener un encuentro con el mismo Hijo de Dios. Un encuentro que cambiaría su vida entera.
Al llegar al pozo, Jesús le habló, la escuchó, la miró a los ojos y con mucha paciencia le reveló la verdad. Él es la verdad (Juan 14:5-6).

Amado, aunque nadie, ni siquiera tú mismo, puedas ver algo de valor en ti, Dios te habla esta mañana claro y fuerte: “Te amo”.
Ni el pecado ni las vidas arruinadas pueden separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús.

Dios te valora lo suficiente como para no rechazarte. Él te busca con amor. Quiere tener un encuentro contigo para escucharte, comprenderte y amarte.

Señor, tú que encontraste a la mujer samaritana junto al pozo aquel día, ven, encuéntranos este día. Amén.

Preguntas: 

1. ¿Qué aprendí hoy cerca de Dios Padre, Jesucristo o el Espíritu Santo?
2. ¿Hay algún mandamiento que debo obedecer y algún pecado que debo confesar y abandonar?
3. ¿Qué decisión tomo de lo que Dios me habló hoy, cómo lo voy a hacer y cuándo empiezo?

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