Lectura Bíblica

1 Juan 4:8
“Dios es amor”.

Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Reflexionemos

Imagina por un momento cómo sería nuestro entorno si cada persona decidiera abrazar y manifestar el amor de Dios en todas sus acciones y relaciones. Sería un lugar lleno de compasión, empatía y bondad. Sería un reflejo del amor divino que nos envuelve y nos sostiene.

Andar en el amor de Dios implica más que palabras bonitas o sentimientos efímeros. Es un compromiso diario de ser amorosos, incluso cuando nos enfrentamos a desafíos y dificultades. Es una elección consciente de buscar el bienestar de los demás, de perdonar y de mostrar misericordia.

El amor de Dios es el motor que impulsa la reconciliación, la sanidad y la restauración. Es un amor incondicional que no se basa en nuestros méritos o acciones, sino en la infinita gracia de Dios. Es un amor que transforma vidas y trae esperanza a los corazones afligidos.

Hoy te animamos a ser un portador del amor de Dios en tu entorno. Extiende una mano amable a aquellos que lo necesitan, escucha con atención a aquellos que anhelan ser comprendidos y brinda palabras de aliento a los desalentados. Pequeños actos de amor pueden tener un impacto profundo en la vida de las personas.

Recuerda que el amor de Dios no se agota. Cuanto más lo compartas, más crecerá en tu propio corazón. Deja que este amor fluya libremente a través de ti, sin restricciones ni limitaciones. Permite que transforme tu manera de ver y vivir la vida.

Que cada paso que des esté impregnado del amor de Dios. Que tu sonrisa, tus palabras y tus acciones reflejen la luz y el poder del amor divino. Juntos, podemos marcar la diferencia y construir un mundo más amoroso y compasivo.

Adaptado de Cv Resources