Tus Regalos

¡Qué maravilloso es Dios! Nos creó de una manera única a cada uno de nosotros, con nuestra propia personalidad y llamado, y también con unos regalos especiales: sus dones, que depositó en nosotros, para que podamos brillar con su luz y bendecir con sus dones a las personas que nos rodean.

Lectura Bíblica

1 Corintios 12:1, 7 NBV
“1 Y ahora, hermanos, deseo hablarles de los dones espirituales porque quiero que los entiendan bien.
7 El Espíritu Santo le da una manifestación especial a cada uno de nosotros para ayudar a los demás”.

1 Pedro 4:10 NBV
“Cada uno de ustedes ha recibido algún don de Dios; úsenlo para servir a los demás. Sean fieles administradores de los diferentes dones de Dios”.

Reflexionemos

La palabra “don” en español significa literalmente “regalo”. Los dones del Espíritu Santo son la herencia de los hijos de Dios. Son aquellas capacidades tanto naturales como espirituales, que Dios nos ha dado por Su pura gracia, y que podemos usar para bendecir a las personas y darle gloria a Él.

¿Dados por gracia? Así es, tú y yo recibimos los dones del Espíritu Santo no por merecerlos, sino porque a Dios le ha placido dárnoslos.
El Padre Celestial no retiene sus dones para entregarlos dependiendo de la madurez de tu carácter ni de cuánto tiempo has estado en el cristianismo, ni de cuántas veces vas semanalmente a la iglesia, o cuán juicioso eres en tu estudio y devocional bíblico, o de cuántas veces oras al día.
No, nada de esto va a influir en recibir o no los dones del Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque los dones del Espíritu Santo son el regalo que Dios te ha dado para que los ministres a las personas que están en necesidad en el mundo, que no tienen a Cristo, que no tienen respuestas, que no saben ni dónde está Dios.
¡Los dones a través de nosotros son para ellos!
Los recibimos para llevar a cabo la obra de Dios, el ministerio de Cristo aquí en la tierra, la extensión del Reino, y para el beneficio del ministerio de cada persona en el Cuerpo de Cristo.

¿Estás usando tus dones para Su gloria?
Aprovecha este tiempo devocional para pensar en ello, mientras le das gracias por cada uno de los dones y regalos que Él ha puesto en ti.

 

Oración: 

Amado Dios, ¡cuán bueno eres conmigo! Gracias por los dones que me has dado. Quiero conocerlos más y por supuesto, usarlos para bendecir a otros y mostrarles tu amor y verdad.
Te pido, Espíritu Santo, que me ayudes, me guíes y me enseñes a usar estos regalos maravillosos que me has dado. Me emociona ir a los que me rodean llevando la demostración de tu amor.
Amén.

 

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