Nuestra identidad y llamado como Iglesia para esta nación ha sido y es inundar a Colombia de las alabanzas celestiales de la presencia de Dios. Alabanzas proféticas y apostólicas; alabanzas que revelan, dirigen, sanan, liberan, salvan, consuelan.
Es nuestro anhelo glorificar juntos al Dios vivo, “al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios” (1 Timoteo 1:17).
En medio de la adoración y a través de expresiones proféticas como el cántico nuevo, la danza, las banderas y estandartes, o en bellos tiempos de intimidad con Él, recibimos de Su Espíritu, amor, gozo, paz, fe, consolación, fuerza… además de sanidades y liberaciones que llevan a un cambio radical en la vida del creyente y del que aún no le conoce como su Señor.
Si tocas con solvencia un instrumento, o tienes el don de una buena voz y oído musical, puedes ser formado como adorador en espíritu y en verdad en el ministerio de alabanza y adoración Comunife.